domingo, 2 de mayo de 2010


En la palestra de desconocidos buscó a su lado el calor y simulando mojarle el oído le besó el cuello y le dijo. Me gustas tanto quisiera aprenderme tu nombre me gustas tanto que no sé por donde voy. Me le acerqué suspicaz y le tendí un anzuelo vamos a fumar un porro ahí. Me gusta verte reír me gusta tanto tu coqueteo me gustas tanto quisiera aprenderme tu nombre me gustas tanto que no sé por donde voy. Tengo una idea, no me hables de ti y mucho menos de tu pasado algo en tus labios color carmín sugiere que vayamos al grano.

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